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Se puede vivir sin dinero, mal vivir. Se puede vivir sin salud, vivir a medias, con medio cuerpo. Se puede vivir a trozos, a ratos. Con miedo, sin miedo. Se puede vivir sin techo, con techo. Vivir hipotecado. Vivir huérfano. Se puede vivir, creer que se vive. Se puede vivir de todos los colores, sin ellos. Se puede vivir con luz, sin luz. Se puede vivir con esperanza, sin ella. Se puede vivir en silencio, con ruido. Se puede vivir sumando muerte, restando vida. Se puede vivir en todos los idiomas, en todos los continentes. Se puede vivir sin los demás, sin uno mismo. Se puede vivir de alquiler, de prestado. Hacia arriba, hacia abajo. Vivir de perfil, vivir de espaldas, vivir de frente. Vivir tumbado. Vivir encogido como un feto. Vivir sin manos, sin ojos, sin piernas. Vivir sin voz. Vivir sin tinta. Vivir con cáncer. Se puede vivir despacio, deprisa. Vivir llorando como un goteo. Vivir a chorros como una cascada. Vivir a gritos como una tormenta. Como un trueno. Vivir abierta, vivir cerrada. Vivir tirando, vivir frenada. Vivir loca. Vivir cuerda. Se puede vivir de todas las formas… Pero inexorablemente no se puede vivir sin amor.
Madrid, 1994